Soy bisexual, ¿y?

Soy bisexual, lo digo con mucho orgullo, porque tengo muy claro lo que soy, como quiero y a quien quiero. No estoy en ninguna fase, no tengo problema alguno ni físico ni mental y no, tampoco soy un “enfermo” o alguien “que se follaría a todo lo que se moviese”.

El rechazo a lo diferente, a lo desconocido es real. Por desgracia, hay un aura social que durante muchas décadas fomenta el odio hacia el colectivo LGTBi, escudándose siempre ese comentario tan rancio de “es que lo normal es un hombre y una mujer”.

Yo he recibido golpes, insultos, burlas públicas, rechazo, por el simple hecho de atraerme hombres y mujeres. Era tal el desconocimiento, que la gente me rechazaba sin tan siquiera preguntarse el por qué de mi sexualidad, mis sentimientos o mi forma de afrontar mis relaciones. Simplemente me tachaban de diferente, aplicaban en mi todo aquello que habían escuchado a lo largo del tiempo y, por ende, me odiaban.

Gente que se apartaba cuando pasaba a su lado pensado que intentaría tirármelos (suena estúpido, pero era así), gritos de “maricón de mierda” o “te follas lo que sea”, risas, comentarios. Las únicas personas que se acercaban para preguntarme algo, lo hacían siempre de una forma puramente sexual, queriendo saber qué es el sexo con otro hombre, simplemente lamentable.

Yo llegaba a salir con miedo a la calle, porque no sabía qué podría pasarme. Y me mataba por dentro la soledad, querer combatirla, sentirme querido y aceptado y tener todo lo contrario.

Duele ver que por ser como eres, por nacer así, mucha gente no te acepta.

Pude alejarme de esa toxicidad que me rodeaba, de quienes me hacían daño y pude conocer a gente que me quería tal y como soy.

Debemos avanzar todos hacia una sociedad en la que no exista discriminación alguna por la condición sexual de nadie. Todos somos igual de válidos y amamos de la misma forma, aunque cada uno a distinto sexo. Mantenemos relaciones afectivas y sexuales de la misma forma que lo puede hacer un heterosexual. Es como todo.

Hay heterosexuales promiscuos y no. Hay personas del colectivo LGTBi que lo son y no. Hay heterosexuales que no siguen el modelo de familia tradicional y si y lo mismo en el colectivo LGTBi. Dejemos ya de pensar que nosotros buscamos algo distinto a ellos, que vivimos de una forma inmoral o antinatural.

De esa forma, podremos vivir en paz y no tendremos que temer por la vida de nadie por ser quien es.

Futuro de cristal

A veces, miramos al futuro con miedo. En ciertas ocasiones, con demasiado miedo. Pensamos, que nuestra vida se va desmoronando lentamente y que al final, nos agarraremos desesperadamente a una cuerda, para evitar caer al abismo, nada más alejado de la realidad.

Necesitamos comprender nuestro pasado, para darle sentido a nuestro futuro. Si pensamos en el hoy y vemos dónde hemos llegado, comprenderemos que es gracias a nosotros. A base de pequeñas metas, vamos logrando grandes cosas. Acabar los estudios, encontrar el amor verdadero, esas cosas, que parecen fruto de un proceso natural, son grandes luchas que hemos librado a lo largo de nuestra vida y hemos logrado ganar.

Somos capaces de grandes cosas, porque hemos sido capaces de grandes cosas, en las cuales, hemos desplegado todo nuestro potencial. Podremos tener un mal día, es normal. Podremos fallar, decenas de veces, pero eso no debe hacernos creer que si nos ocurre, es que no estamos capacitados para ello.

Cuando penséis que vuestro futuro es de cristal y que con un mínimo paso vuestro, todo se derrumbará, recordad todo lo logrado en el pasado y comprenderéis que os queda un futuro prometedor por delante.

Luchando contra mi propio yo

Con el paso de los años, he evolucionado como persona, de una forma que jamás creí que fuera posible. En mi adolescencia, renegaba de mi mismo. Durante años, mi vida se llenó de dolor y rechazo. Para mis semejantes era una simple atracción, el blanco de golpes y burlas, esa persona en la que podían descargar toda su ira.

Escuchar cada día insultos, desprecios hacia mi físico, mi forma de actuar, me hicieron hundirme en un pozo sin fondo del que me ira imposible salir. Fueron ellos los que atrofiaron la visión de mi realidad. Pensaba que si tanta gente odiaba mi físico, a lo mejor tenían razón y llegué a odiarme.

Me horrorizaba verme, puesto que cada vez que lo hacía, me veía como alguien feo, lleno de granos, de marcas, una persona a la que nadie querría. No me sacaba fotos y si alguien me las hacía, no quería verlas. Todo se acrecentó mucho más cuando debí llevar corsé, pues ese era otro motivo más para la burla.

Nadie tenía ninguna palabra de ánimo, ni un gesto amable, ninguna complicidad conmigo y me convertí en alguien extremadamente frágil y vulnerable.

Pude salir de ese infierno y comencé una lucha contra mis demonios, que me dolió, pero cambió mi vida.

Arrastraba muchos miedos. Me veía incapaz de entablar una amistad, porque pensaba de antemano que esa persona se burlaría de mi y me rechazaría. No decía nada, incluso me aterrorizaba el estar con otras personas. Estaba solo, porque mi cuerpo y mi mente se paralizaban y no me permitían socializar con nadie.

Pero notaba que todo aquello era distinto. Nadie me juzgaba, nadie me miraba con cara de asco, no decían nada a mis espaldas. Empecé a darme cuenta de que a lo mejor, es que nadie me odiaba y que todo lo que pensaba, eran pensamientos muertos.

La gente quería hablar conmigo, estar conmigo. Recibía apoyo por mi sexualidad, por mis opiniones, mis ideas. A los demás les gustaba en cierto modo. Potencié aquellas cualidades que siempre se me dieron bien. Seguí escribiendo prosa, lanzando mis pensamientos al mundo y me encantaba.

Y gracias a todo ello, empezó a nacer un nuevo yo. Todavía me costaba asimilar que la gente hiciera cumplidos por mi físico, pero me miraba a mi mismo de una forma distinta. Empezaba a pensar que a lo mejor yo, con mi pequeña barriga por entonces, mis granos, mi mirada medio cerrada, etc… podía gustar a otras personas y así fue.

En mi etapa de instituto dejé un buen recuerdo en aquellos que fueron mis compañeros. Me abrí mucho más, ya no tenía miedo a sentir, a contar, a expresar, a disfrutar de todo aquello que me apasionaba.

Y todo fue creciendo mucho más. Ahora puedo decir que soy yo mismo al 200%, puesto que no recibo dolor del resto, si no afecto. Cuando me miro, veo a alguien especial, único y a su forma, atractivo. Me hago fotos porque me encanta, me veo genial y quiero compartirlo con el  resto del mundo. Me quiero tal y como soy, me quieren tal y como soy y eso hace que quiera vivir esta vida al máximo, que explore más allá de mis límites y luche con decisión, por todo aquello que tanto deseo.

Los 10 videojuegos que marcaron mi vida

10- Tony Hawk’s Pro Skater 2:

52463-Tony_Hawk's_Pro_Skater_2_(G)-1Desarrolladora: Neversoft

Distribuidora: Activision

Año: 2000

Plataformas: PSX, PC, GBC, GC, Xbox, Mac, GBA, N64, iOS

Llegué a tarde a PSX (me la compraron cerca del 2000 cuando un año después salió PS2) y este Tony Hawk’s fue el primer juego en caer en mis manos. Para muchos es el mejor juego de la saga, el que revolucionó los juegos de deportes extremos y puso a Tony en el mapa.

Una jugabilidad perfecta, que te permite hacer grandes trucos de forma sencilla, decenas de objetivos, niveles, secretos por descubrir y una banda sonora simplemente memorable, hacen de este juego un obligado en el catálogo de PSX.

 

9- Call of Duty Modern Warfare 2:

2016-03-18_56ec3587ad763_CallofDutyModernWarfare22009PC

Desarrolladora: Infinity Ward

Distribuidora: Activision

Año: 2009

Plataformas: PS3, Xbox 360, PC, Mac

 

Juego la saga COD desde su primera entrega de 2003 pero nunca probé su multijugador, el cual me interesaba bastante. Fue probar este juego y tocar el cielo. Mejora todo lo bueno que nos daba el primer Modern Warfare, con mejores mapeados, más y mejores armas, ventajas, etc…

Un juego cargado de acción gracias a los mapeados que la fomentan. Distintas formas de juego (incluyendo los camperos), un sistema intuitivo en jugabilidad y menús. Prestigios para aumentar por 20 las horas de juego y un largo etc…

No hay nada negativo que poder decir de esta entrega, sobre todo, porque a partir de aquí, COD no volvió a ser lo mismo.

 

8- Taiko mode from OSU!:

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Desarrollador: Dean Peppy Herbert

Distribuidor: Dean Peppy Herbert

Año: 2007

Plataforma: PC

Vale, Taiko como tal es un juego que salió de forma independiente en otra plataforma, pero el que yo juego y realmente me apasiona es el que se incluye como modo de juego en Osu!.

Un juego rítmico que adapta a PC la exitosa fórmula del arcade japonés. Poco se puede añadir, un catálogo enorme de canciones con las que poder jugar, clasificaciones nacionales y mundiales que fomentan que sigas jugando y mejorando. Muy intuitivo y divertido.

 

7- Streets of rage 2:

70149-streets-of-rage-2-genesis-front-coverDesarrolladora: Sega

Distribuidora: Sega

Año: 1992

Plataformas: Mega Drive, Master System, Game Gear, iOS, PC, Xbox360, PS3

El beat ‘em up es un género que siempre me engancha. Una mecánica tan simple como correr y liarse a puñetazos con todo lo que se mueve, te vicia. El primer Streets of rage tenía unas señas de identidad claras. Un diseño de niveles y personajes muy callejero y una banda sonora espectacular. Aquí todo va a mejor, en primer lugar por aumentar el número de personajes jugables, además del mejorado diseño de enemigos y personajes. Y nuevamente Yuzo Koshiro haciendo magia con una banda sonora de corte electrónico que encaja a la perfección.

 

6- Super Mario 64:

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Desarrollador: Nintendo

Distribuidor: Nintendo

Año: 1996

Plataformas: N64, Virtual Console

El juego que marcó un antes y un después en el mundo de los videojuegos y en el que durante mucho tiempo se fijaron muchos otros, pues creó un estilo mil veces adaptado. Se pasó de los plataformas 2D, a un 3D puro con una jugabilidad totalmente libre.  Si bien la formula de selección de niveles era algo presente en anteriores Mario, aquí todo alcanza una nueva dimensión. Podemos movernos donde queramos, teniendo en cada nivel una serie de objetivos que nos permitirán al cumplirlos avanzar en el juego. Nuevas habilidades como los saltos acrobáticos o el rebote de pared, hacían uso del 3D como pocas veces hemos visto.

Un juego con un planteamiento perfecto y sobre todo, con decenas de horas de juego.

 

5- GTA San andreas:
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Desarrollador: Rockstar North

Distribuidor: Rockstar Games

Año: 2004

Plataformas: Xbox, Xbox360, PS3, PS4, PC, Mac, Android, iOS, Windows Phone

Hasta la fecha, no he visto GTA más completo. Vice City parecía redondo, sobre todo por su ambientación muy Scarface, pero aquí se sobrepasaron todos los niveles. El mayor mapeado en un juego hasta la fecha, con zonas muy diferenciadas y en el que si, todo el mapeado era jugable. Una experiencia progresiva en la que por primera vez podíamos evolucionar a nuestro personaje, lo cual llevaba la experiencia más allá de completar una serie de misiones.

Un estilo único, una historia bien desarrollada, jugabilidad insuperable, banda sonora de calidad, decenas de horas de juego, variedad…una de esos juegos que cualquiera debería jugar al menos una vez en su vida.

 

4- FarCry 3:

far-cry-3-cover-system-pc-i0Desarrollador: Ubisoft Montreal

Distribuidor: Ubisoft

Año: 2012

Plataformas: PS3, Xbox 360, PC

Desde el primer dialogo del juego se presenta como una experiencia inolvidable y así es. Vaas es uno de los personajes más carismáticos desde hace generaciones y cada frase que sale de su boca debe disfrutarse al máximo, sobre todo apoyado por un doblaje castellano a la altura. Una isla bastante extensa y totalmente libre, en la que podemos hacer lo que nos apetezca, como nos apetezca y cuando nos apetezca.

Un shooter que mezcla la supervivencia con los toques de rol, con misiones, coleccionables, eventos, en definitiva, contenido que nos tendrá enganchados por muchísimo tiempo. Uno de esos juegos por lo que merece la pena gastar horas y horas.

 

3-Crash Bandicoot 2: Cortex Strikes Back

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Desarrollador: Naugthy Dog

Distribuidor: Sony Interactive Entertainment

Año: 1997

Plataforma: PSX

Aquí surge mi gran duda, pues tengo al mismo nivel tanto a este juego como a Spyro The Dragon, pero le tengo un cariño muy especial a este en concreto. Si Crash fue la mascota de Sony durante su etapa de PSX por algo será. Un plataformas extremadamente divertido, ya no solo por el propio humor del protagonista (sus formas de morir son muy cómicas), si no por su estilo de juego.

Un plataformas con distintas formas de juego (intercalando niveles montado en osos polares, con 3D y 2D), lleno de retos y secretos, que te invitan a rejugar cada nivel. Una identidad propia, una experiencia muy disfrutable.

 

2- Sonic 2:

sonic-the-hedgehog-2-cover-artDesarrollador: Sonic Team

Distribuidor: Sega

Año: 1992

Plataformas: Mega Drive, Sega Saturn, PC, GameCube, PS2, Xbox, PSP, Android, Xbox 360, PS3, DS, iOS

Sonic 2 fue el primer juego que me supuso un gran reto. Tiene uno de los enemigos finales más complicados de la época, sobre todo porque un golpe suyo te mataba.

Un juego que vuelve a hacer de la velocidad su seña de identidad. Nuevamente una banda sonora atemporal, niveles variados con múltiples ambientaciones. Y como gran novedad, la posibilidad de jugar en cooperativo con otro amigo. ¿El mejor juego de Mega Drive?, posiblemente.

 

1- Borderlands 2:

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Desarrollador: Gearbox Software

Distribuidor: 2k Games

Año: 2012

Plataformas: PC, Mac, PS3, PS4,Playstation Vita, Xbox 360, Xbox One

El juego entre los juegos, al que más he viciado en mis 25 años jugando a videojuegos (y lo que me queda por viciar) y el que por supuesto más he disfrutado jugando.

Todo lo que diga se queda corto. Ya me maravilló y atrapó el primer Borderlands, pero este pule todo lo bueno que tenía la primera entrega y dota a la saga de aquello que le faltaba.

Hasta la fecha, el juego que mejor fusiona el RPG y el género FPS. Tiene los mejores elementos de los FPS (combate con armas de fuego, acción directa, etc…) y los mejores de un RPG puro (experiencia y subida de niveles, rama de habilidades, armas e items para looterar, enemigos únicos, etc…). La progresión es constante y según evoluciona nuestro personaje, evoluciona el juego, con más enemigos y cada vez más poderosos. Un número infinito de armas que nos aporta decenas de formas de jugar y que nos premia por jugar, por farmear.

¿Qué decir de Jack el guapo?, gamberro, deslenguado, directo, divertido. Un villano al que no puedes odiar de lo bueno que es. La pieza clave del juego, pues cada una de sus frases son de oro. Se incluye una historia que no tenía la primera entrega y si bien no es excesivamente elaborada, está presente y evoluciona, lo cual no deja al juego huérfano en ese aspecto.

Cientos de horas de juego, sumando la campaña que se puede repetir infinitamente, DLC únicos y variados, etc… Un juego EXTREMADAMENTE divertido, en el que tendremos acción a cada momento y disfrutaremos pegando tiros a diestro y siniestro. Merece la pena cada minuto que se invierta, mucho más si se juega en cooperativo con otros tres jugadores. Y además, lo tienes completo por menos de 8 euros, ¿qué haces que no lo tienes ya?

Viajando a lo más profundo de mi ser

A veces se necesita simplemente dejar que pase el tiempo, para que la percepción que tenemos de nuestro pasado y nuestro presente, sea mucho más acertada de lo que nunca pudimos llegar a creer. Es con el paso de los años, cuando de una forma más acertada valoramos nuestro paso por el mundo.

Ahora yo estoy en ese momento, en el cual puedo hablar de mi vida de la forma en la que creo es más acertada. Estando sereno como ahora, contaré de la forma más extensa pero liviana posible (aunque suene un tanto incongruente) mi pasado y como este forja a mi yo del presente, así quien me conozca o quien se plantee hacerlo, podrá saber el porqué de mi forma de ser y actuar.

Como casi cualquier persona en el mundo que me rodea he tenido una infancia pudiéramos llamarla normal, ya que los lazos que se crean entre el resto de personas de mi generación, son automáticos. Tenía amigos porque en aquellos años nuestra mente está más abierta que nunca al mundo exterior y cosas como el rechazo, no son tan habituales.

Hasta los 12 años no hay nada reseñable en mi vida. Salía a jugar por las tardes, me quedaba viendo la tele por las noches con mis padres, salía, entraba. Si bien es cierto que era el “chico salao” de clase, tampoco es que fuera tampoco el más popular del lugar, ni pretendía serlo.

Mi vida ha viajado a ambos extremos, el de la felicidad y el tormento. Llegado a la secundaria, comenzaría la etapa más amarga de toda mi existencia. Al principio el cambio no fue tan brusco, seguía estando con la gente de toda la vida, mis compañeros de clase, pero me fui dando cuenta poco a poco que había cosas que me separaban del resto de la clase. Mis gustos eran distintos a los del resto. Mientras ellos se dejaban llevar por modas y actuaban de forma mecánica, carentes de personalidad, yo empezaba a indagar más sobre mis aficiones y cuanto más lo hacía, más me atrapaba en ellas.

Ni profesores ni alumnos tardaron en darse cuenta que disfrutaba más entre párrafos y fotografías que entre carreras de pasillo y música comercial. Unos disfrutaban enseñando a alguien a quien realmente le interesaba todo aquello que estaba aprendiendo. Los otros, me miraban un tanto extrañados porque consideraban que eso no era normal. Aunque a esas edades no importaba demasiado y digamos que las cosas seguían como siempre.

El siguiente año fue un tanto similar, no hay nada destacable al respecto, aunque ciegamente no lo disfrute tanto como debería, pues sería el último año que podría vivir en paz en aquel instituto.

Al pasar a tercero, se fueron creando los pilares de lo que luego sería mi infierno particular. Por una parte, topé con varios repetidores, todos ellos provenientes del barrio considerado más conflictivo de mi pueblo (aunque no sé si esto llega a ser completamente cierto). Demostraban nulo interés en aprobar, puesto que como luego ocurriera en media España, dejaron los estudios en pleno boom inmobiliario para trabajar, es triste que a veces el dinero pueda a los estudios. Se dedicaron aquel año a hacer bromas de mal gusto para pasar sus horas muertas en clase y su principal blanco era yo.

Les parecía tremendamente jocoso esconder mis libros o mis reglas, lanzarme borradores y tizas o hacer burdos juegos de palabras en los que contestara lo que contestara, siempre terminaban con un golpe sobre mi cabeza. Por suerte, esto se limitaba a los breves cambios de clase, puesto que en los recreos, estaba con mi grupo de amigos.

Estos seres intentaron llevar sus bromas a un nuevo nivel y lo que lograron al final fue que yo repitiera curso, algo muy triste. En pruebas y exámenes se dedicaban a molestarme o preguntarme cosas, esperando que el profesor simplemente nos cazara a ambos, ellos salían ganando puesto que daba igual si no llegaban a aprobar, saldrían del instituto a final de curso y al final, era yo quien pagaba los suspensos. Al final de curso, no quisiera terminar de saber por qué, desde orientación, me ofrecieron pasar de curso si aceptaba entrar en el aula de diversificación y directamente me negué, porque sería aceptar una condición que no me merezco o decir que soy quien realmente no soy, así que repetí curso.

Ese mismo año me quedé sin amigos. Pasamos de quedar para juegos de rol, sesiones de videoconsola, visitas a la piscina, guerras de agua, batallas de Risk, etc… a no volver a vernos. Ellos conocieron a un chaval que les podía llevar en coche a una discoteca del pueblo vecino y como la moda por aquellos entonces era ir a las discotecas y la gente de mi edad se pirraba por ver una, se fueron y abandonaron al tío aburrido al que no le gusta estar enlatado entre 4 paredes escuchando una música que detesta.

De por si soy una persona tímida. Imagina esto cuando te enfrentas por primera vez a toda una clase la cual no conoces y en la que eres el alumno de mayor edad. Me costó adaptarme y al final termine pasando los recreos con algunas personas de la clase por el simple hecho de no estar solo. Seguían a partes iguales las burlas y las miradas, gente prejuzgándote por lo que haces y lo que te gusta. En el instituto yo era el chico raro, el que escribía poemas y leía libros, el que se entusiasmaba cuando se organizaba un acto cultural en el municipio y claro, eso chocaba con las fiestas, las salidas, las copas y ese “carpe diem” que muchos no sabían ni describir.

Cuarto fue el peor año de todos, simplemente porque se demostró que la gente aquí puede ser mucho más cerrada de mente de lo que jamás puedas pensar. En el instituto se supo que me gustaban los chicos (soy bisexual) y automáticamente mi relación con el resto del mundo conocido cambió. Es como si de pronto en vez de tener 2 piernas y dos brazos, me salieran 3 brazos, media pierna y en vez de pelo llevara tentáculos. Suena un tanto ridículo, pero más o menos así empezaron a mirarme a raíz de eso.

Las bromas se acrecentaron mucho más y pasaron de simples chistes sobre mis gustos, a frases “de pueblo” prefabricadas y a golpes bastante serios. Cada día se podían escuchar por los pasillos frases como “culitos a la pared, que viene”, “te quiero a diez metros”, “por detrás ni el aire” o un simple y muy elaborado “cuidado que te folla”. Los chicos automáticamente me consideraban un promiscuo que se sentía sexualmente atraído por toda la parte masculina del instituto (aunque me dieran asco) y que se follaría a todo aquel que se moviese.

Es posiblemente el pensamiento más rancio y estúpido que podía encontrarme. Los pasillos y las aulas se llenaban de frases insultantes, de risas a escondidas, miradas amenazantes, dedos señalándome, cuchicheos, etc… Todo esto fue más allá cuando empezaron con las agresiones físicas, aunque no hicieran nada, ellos me pegaban y amenazaban para que perdiera todo interés hacia ellos y evitar así que les violara o algo peor, realmente patético.

Los recreos eran un momento muy amargo, puesto que aparte de que la gente se apartaba de mi lado cuando intentaba hablar con alguien, a cada instante me señalaban, por lo que sólo podía dar vueltas por los pasillos. La suerte fue que ese año abrieron la biblioteca de mi instituto y todos los recreos que estaba abierta, los pasaba allí leyendo, así me alejaba de aquello que me atormentaba y no podía cambiar.

Las chicas sin embargo, querían conocer la parte morbosa de mi atracción sobre los chicos, con preguntas estúpidas tales como querer saber quién es la mujer en la relación, si la penetración duele y cosas así. Además me encontraba con la pasividad del profesorado, el cual no hacía nada y con la de mis propios padres, que decían que exageraba y que la solución era integrarme más (lo que demostraba el completo desconocimiento que tenían de mí mismo y mi situación).

La guinda de este amargo pastel llegó con el viaje de fin de curso. Al principio de curso ya me dijeron que me amargarían el curso para que al final no quisiera ir al viaje, cometían un error. ¿Yo perderme un viaje que incluía una visita a Salamanca, A Coruña y Lisboa?, por supuesto que no. Como nadie quería estar conmigo, literalmente sorteaban entre los chicos con quien debía compartir habitación y una vez decidido, me dejaban siempre la peor cama de la misma.

Ellos dedicaron el viaje a ir de tiendas, ver a España jugar el mundial de fútbol, hacer bromas, etc… yo me dedicaba a disfrutar de los monumentos y paisajes que a lo mejor jamás volvería a ver. Mientras ellos hacían tiempo hasta la cena haciendo el cafre por los pasillos, yo me quedaba en la habitación durmiendo a lo mejor, aunque para ellos (literalmente) “te quedas en la habitación, no te duchas y te pajeas viendo nuestras fotos”. En las comidas los profesores se sentaban en una mesa, mis compañeros en otra y yo estaba casi en la otra punta comiendo solo y mirando el móvil para que la escena no fuera todavía más triste.

Al volver de viaje vi como el fruto de aguantar golpes, burlas, insultos, rechazos y un largo etc… tenía una dulce recompensa. Terminé con buenas notas (recuerdo el grito de liberación que pegué al salir del instituto aquel día) y podía irme a estudiar fuera. En mi clase me propusieron acompañarlos en bachillerato, tardé muy poco en negarme y me fui a un instituto nuevo, alejado de ellos en el cual por suerte todo fue mucho mejor.

¿Por qué cuento todo esto?, ya no me duele hablar de ello, ciertamente y me ayuda a liberarme, sacar las cosas que llevo dentro y dar la visión realista de mi vida. ¿Es por eso que soy como soy?, por suerte o por desgracia, si, en parte sí. Todo esto ya no es reciente, pero fue tan fuerte y tan prolongado que todavía me afecta aunque solo sea un poco.

Ya no tengo miedo a represalias, ni rechazos, pero todo esto fomentó el aumento de mi timidez y como hace años, me cuesta muchísimo entablar amistad con la gente si no lo he hecho antes por internet. Soy un tanto inseguro quizá, pero igual de risueño y de soñador.

Ahora miro al mundo de otra forma, gracias sobre todo a esa gente que me ha acompañado y me ha hecho ver que soy y valgo mucho más de lo que yo pudiera pensar y ahora sé que si bien mi pasado fue tormentoso, todo aquello pasó y ahora estoy viviendo una vida (en lo emocional) que espero estar mereciendo.